El siguiente vídeo tengo que compartirlo, porque en él Alan Moore dice verdades como puños:

Y después de este vídeo, tengo que hacer una declaración de intenciones:

Yo quiero ser aprendiza el resto de mi vida.

Porque sé que en el momento en el que crea que ya domino algo, que he encontrado la fórmula secreta sobre como hacerlo todo perfecto, como por ejemplo hacer tortilla de patatas (que se me da fatal), peinarme (aún peor), comprarme ropa o escribir (sobretodo escribir), sé que me relajaré y dejaré de avanzar. Y yo no quiero dejar de avanzar, explorar, maquinar, inventar... Vamos, que me niego a quedarme quieta mientras me ponen etiquetas, incluso si quien me las pone soy yo.

¡A la porra las etiquetas!

Quiero sentir que me equivoco y, ¡oh, sorpresa!, ¡no pasa nada! Que no existen los dramas insuperables. Y no quiero especializarme en una sola cosa todavía, porque quiero seguir probando las mil por las que siento curiosidad.

Quiero liberarme del miedo, de la vergüenza, de la imagen estereotipada que se espera de mí en mis circunstancias y de los dramas ajenos y cotidianos. De todo lo que la sociedad me echa encima cada vez que salgo a la calle.

Porque todo lo que vaya a pararme, no lo quiero.

He decidido que nada de pensar que cualquier cosa que escribí en el pasado fue mejor.

Nada de dar cabida a las dudas y las inseguridades a las que me enfrento ahora, que estoy con las correcciones de APNEA y el inicio de una nueva historia, porque hace un siglo y medio que no escribo de forma regular. Ese miedo a no saber expresarme, a no estar a la altura de mi propio listón (a menudo demasiado alto). Ese miedo que me hace esconderme en la procrastinación y que no es más que un asesino de la creatividad.

Me niego a que llegue el día en que piense que lo tengo todo andado. Que mejor me meto en mi agujero y me olvido del mundo.

NO.

Yo quiero seguir aprendiendo. Quiero seguir avanzando, probando, haciendo, conociendo, leyendo, hablando... quiero seguir saliendo al mundo hasta que me muera. Quiero seguir sintiendo esa sensación de vértigo al vivir cosas nuevas. Esa adrenalina, esa felicidad cuando se sacia la curiosidad; cuando se empiezan nuevos caminos; cuando se escribe de otra manera, desde otro punto desconocido oculto hasta ese momento en tu interior.

Quiero aprender de lo que me digan los demás y de lo que me diga yo misma. Quiero saltar de una rama a otra y probar todos los frutos del árbol y si me preguntan qué soy, no tener una respuesta corta.

Y mantener los ojos y oídos bien abiertos, la mente creativa, la curiosidad, y la humildad para caminar junto a nuevos maestros y nuevos compañeros.

Así que por pedir, hoy, pido paciencia y motivación. Porque son imprescindibles para poder que pueda seguir siendo una aprendiza el resto de mi vida.